martes, 4 de agosto de 2009

ETERNIDAD

La espera se hacía tediosa, el solo hecho de pensar en cualquier cosa interesante se volvía un proeza, ya que la mente se encontraba aletargada por el silencio incómodo, pero ruidoso.
El tic-tac del reloj que colgaba en la pared encima de la recepción, llenaba todos los espacios con la claridad con que resuena un martillo sobre un yunque, amenazante y lento, interminable, agobiante. Cada golpe de su aguja mayor era un mazazo a los sentidos, luego de un largo tiempo, se podría sentir o creer, que el tic-tac comenzaba a regular los latidos. Envolviendo y aturdiendo con un sordo latir. Sin pausas, dominando los momentos, como la espada de Damocles, que pendiendo de un hilo, dominaba ese momento.
El sonido del viejo reloj, marcaba las horas y minutos de la vida de los presentes, que aguardan, pacientes y aburridos, entregados, humillados y conscientes, que el tic-tac, que resonaba en todos los rincones, duraría una eternidad.


Gabriel
07/04/09