jueves, 7 de mayo de 2009

OBSERVAR

Solamente se podía ver la claridad del amanecer. El muchacho al despertarse de un sueño pesado, daba una primera mirada al ventanal, única porción del mundo visual y paisajístico que tenía para observar. La enfermedad degenerativa de sus músculos y huesos, iba atrofiándolo e incapacitándolo cada día más. Luego con la boca tomaba un llamador colgando a un costado de la cabecera de la cama, para avisarle a su madre, que ya se había despertado.

En este estado de salud, solo podía mover la cabeza y apenas los hombros. Por lo que necesitaba atención continua, para comer, lavarse, cambiarse. Esto no lo frustraba ya que disfrutaba de la hermosa vista que tenía enfrente, y aunque su rara enfermedad lo llevaría con el tiempo a morir, sabía que tenía tiempo para disfrutar de los pequeños detalles que veía a través de la ventana. Un universo paralelo, a su propio mundo paralelo en la cama.

Podía ver un sinfín de vida silvestre, que se acercaban sin miedo a la ventana.

Estaban en ese lugar, a pedido de el, para pasar el más maravilloso momento, en su lugar, su vida, su bosque.

La cabaña situada en el medio de un claro del bosque, la cabaña se imponía ante todos los árboles, construida gracias a sus propios hermanos, que fueron talados para construir la pequeña cabaña, pero firme y abrigada.

Pasaba horas mirando por esa ventana, los árboles, que ya los conocía como si fueran suyos, detalles de sus ramas, corteza y raíces. Cualquier cambio por el clima o los animales, se daba cuenta al instante.

El desayuno estaba listo, casi siempre acompañado por la compañía de su perro, ya entrado en años que también se conformaba mirando desde la ventana, quizá añorando las correrías pasadas. Su madre, única compañera en la cabaña, de carácter firme y una fortaleza imbatible, hacía ya un año que lo cuidaba, rogando que fueran más años aún.

La vida en la cabaña era distendida, amena, más que alegre. Y así, pasaban los días, las estaciones del año, observando, apreciando, todo lo que alcanzaban a ver sus ojos, a través de esa ventana.



Gabriel

18/04/09

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