miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Y DOCTOR?

-¿Y doctor?

Esa fue la pregunta que hizo hace dos meses, los tumores eran nuevos. Su cuerpo fabricaba dos tipos de tumores, y la terapia seguía siendo quirúrgica. Se recuperó rápido como siempre, pero al mes comenzaron los dolores, como siempre. Programando una nueva cirugía tres meses después de esa, por lo menos pudo disfrutar cuarenta y cinco días “casi bien”, hasta pudo andar en bicicleta, en rollers, caminar, pero todo llega a su fin.

A veces se preguntaba porque le pasaba esto, pero luego agradecía que fuera así y no peor.

Comenzó a renguear nuevamente, buscó el bastón y lo dejo cerca, por si lo necesitaba.

Pudo disfrutar nadar en la laguna todos los días, el sol en su piel bronceada le renovó las energías, el cansancio había desaparecido por completo. Su cuerpo se renovó, los músculos naturales que tenía se regeneraron otra vez y su peso se estabilizó. Se sentía bien, fuerte, con la mente despejada para pensar en positivo y pensaba en su hija, en viajar a verla, tenía fuerzas para soportar la partida luego de verla unas horas.

Pero todo eso acabó pronto. El cansancio y el dolor comenzaron a dominar su vida.

Lloró mucho, la desolación lo llenaba. Quería tener una vida como todo el mundo, como la mayoría. Sabía que toda su vida sería así, décadas y décadas sufriendo infinitos dolores. A veces pensaba si morirse no sería la solución, pero el mismo dolor físico lo hacía sentirse vivo, aunque tenía el corazón anestesiado, su cuerpo le recordaba una y otra vez que el dolor real.

Se tragó su orgullo, tomo su teléfono y envió un mensaje para tramitar la cirugía. Otra vez tendría que viajar, gastar dinero que no tenía y estar en una ciudad gris de ceniza, apagada, para sufrir otra operación que quizá le daría un par de meses de alegría.

Hasta que preguntara nuevamente…

-¿Y doctor?

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