El murmullo del lago me despierta de mi letargo, cuan largo se hace el sueño vivido, olvido el tiempo…mirando el agua. Solo el correr del agua cristalina lava mi mente, no me deja pensar, solamente…estar.
Comienza a nevar, suaves plumones de nieve comienzan a blanquear mi cuerpo, me recuesto en un árbol, que me da refugio momentáneo. Siento que me observan, una presencia cerca de mí, cierro mis ojos y mentalmente llamo….ven!
Suavemente se asoma, se acerca tímidamente, paraíso perdido que me regala estas emociones. Sus ojos se mueven intranquilos, hasta que le ofrezco mi mano y avanza sin temor. Nuestros ojos se encuentran, en los míos, anteriormente velados por la tristeza y la soledad… ahora, reflejan el placer del encuentro, y en los suyos…curiosidad.
Comienza a nevar más fuerte, una cortina blanca, suave, nos cubre por completo.
El tiempo se detiene, todo sucede mas lento a mi alrededor, mi mano le acaricia el hocico…sonríe por la sensación nunca antes sentida.
Le hablo suavemente y comprende mi caricia, no se necesita otro lenguaje. Escucha un ruido y se estremece, hay un atisbo de despedida, una última mirada y se pierde en el bosque.
Miro por entre los árboles, dejó de nevar….me preparo para volver a la cabaña, pensando en el calor de la cocina a leña.
Siento que me observan nuevamente…encuentro unas huellas de ciervo en la nieve.
Y sonrío…la cabaña puede esperar.
Gabriel
22/05/08
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